El abrazo de Charaña, otro engaño de Chile a Bolivia
CUANDO BOLIVIA ESTUVO APUNTO DE TENER MAR CON SOBERANÍA
El Tratado de 1904, de Paz y Amistad según fue titulada, no lo sería tanto por la abusiva decisión chilena de apropiarse de la franja litoral boliviana, condenando al país a la mediterraneidad, una condición que ha sido y es fuente de recelo, suspicacia y resentimiento por parte del estado altiplánico.Ningún político chileno lo dijo de manera tan clara y brutal como el plenipotenciario Abraham Koning, en su carta al canciller boliviano de 1900, donde afirmaba que Chile, sustentado en su victoria militar, tenía el derecho de disponer de los territorios conquistados, como lo hizo el imperio alemán con la Alsacia francesa y lo hizo Estados Unidos con Puerto Rico o México, al que le seccionó casi la mitad de su territorio.El Perú, también derrotado en la guerra, en esos años sostenía una pugna diplomática igualmente dura contra Chile, que seguía en posesión del Departamento de Tarapacá, además de las ciudades de Arica y Tacna, que pretendía incorporar a su territorio. Sin fuerzas que oponer, al quedar exhaustos económicamente tras el conflicto, ni Bolivia ni Perú pudieron oponerse al apetito territorial chileno.Tras su frustrada mirada al Atlántico, que trató de lograr en la Guerra del Chaco que sostuvo con Paraguay en los años 30, Bolivia volvió sus miradas al Pacífico e inició los contactos diplomáticos con Chile, pero en los años 40 del siglo XX aún no estaban dadas las condiciones en los dos países.
Mar a cambio de territorio boliviano ,propuesta chilena
TENSAS RELACIONES
Las relaciones entre Chile y Bolivia no eran de las mejores y tuvieron altibajos por la necesidad chilena de abastecer de agua dulce a la población de su extenso y desértico norte, utilizando para ello los ríos bolivianos. Precisamente, a fines de la década del 30, el gobierno chileno decidió utilizar las aguas del rio Lauca para irrigar cultivos en el valle de Azapa, en la región Arica- Parinacota.El gobierno boliviano reclamo por este hecho, al denunciar que se pretendía desviar las aguas de este rio que comparten los dos países- Se inició entonces un impasse diplomático entre los dos países que se prolongó por casi veinte años, hasta que el presidente Víctor Paz Estenssoro rompió relaciones diplomáticas con Santiago, en abril de 1962.El uso de las aguas del Lauca, un rio binacional de más de 225 kilómetros que corre a través de la cordillera y desemboca en Chile, no sería el único en conflicto porque hay otros ríos en la misma situación en la frontera de más de 900 kilómetros que tienen Chile y Bolivia.Ya desde entonces, en la opinión pública boliviana iba en aumento la tendencia favorable a condenar la mediterraneidad impuesta a su país por la fuerza de las armas, y se añadió, en el discurso público boliviano a nivel interno e internacional, el reclamo de acceso soberano al mar- Primeros pasos Los reclamos bolivianos hechos a los sucesivos presidentes chilenos, elegidos democráticamente, no tuvieron respuesta, pero si fueron atendidos por el gobierno militar del general Augusto Pinochet, que dio atención a los pedidos altiplánicos de salida al mar.
Augusto Pinochet y Hugo Banzer
Pinochet tomó el poder luego del sangriento golpe de estado del 11 de setiembre de 1973, pero dos años antes, el general Hugo Banzer derrocó al general izquierdista Juan José Torres, e impuso una dictadura militar que persiguió a los sindicalistas y movimientos de izquierda.Entre los regímenes de Pinochet y Banzer habían tantas similitudes que se adhirieron al Plan Cóndor, por el cual las dictaduras militares de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile y Bolivia unieron acciones para enfrentar a la oposición comunista y socialista.En el caso de Pinochet, que se entronizó en el poder a costa de más de 5 mil muertos en sus primeros años de gobierno, fue rechazado por los gobiernos socialdemocrátas de Europa y, con Jimmy Carter en la presidencia de Estados Unidos, tampoco fue bien visto por la potencia del norte.
En La Moneda se diseñó una estrategia de acercamiento a Bolivia, con el fin de mejorar la imagen internacional del régimen militar, y asi, en marzo de 1974, al asumir la presidencia de Brasil el general Ernesto Geisel, el general Pinochet tuvo un breve encuentro con el presidente Banzer, y le hizo conocer la voluntad chilena de cederles un corredor al norte de Arica.Se iniciaron negociaciones de carácter secreto, pero este acercamiento tuvo un pico internacional al celebrarse en diciembre de ese mismo el centenario de la Batalla de Ayacucho, al que asistieron delegaciones militares de toda América Latina y Europa.En la declaración pública por esa conmemoración, Bolivia incluyó una referencia a sus aspiraciones de volver a tener salida al mar, un reclamo que no fue objetado ni rechazado por la delegación chilena, pues estaba en curso las negociaciones entre ambos países.
EL ABRAZO DE CHARAÑA
Las negociaciones tuvieron su punto culminante en el pequeño pueblo boliviano de Charaña, donde los presidentes de Chile y de Bolivia se saludaron con un efusivo abrazo que le dio nombre al encuentro.Ambos firmaron una declaración conjunta de seis puntos, en la que se formalizó el diálogo dirigido a encontrar “fórmulas de solución a los asuntos de mediterraneidad que afecta a Bolivia, dentro de recíprocas conveniencias y atendiendo a las aspiraciones de los pueblos boliviano y chileno”.Igualmente se acordaba dejar atrás la desconfianza y se restablecieron las relaciones diplomáticas. Chile envió a Rigoberto Díaz Gronow como su embajador en La Paz, mientras que Bolivia designó a Guillermo Gutiérrez Vea Murguia como su representante en la embajada en Santiago.El 26 de agosto de 1975, el embajador boliviano dio el primer paso oficial al enviar un memorándum, en el que los dos puntos principales eran: 1. Cesión a Bolivia de una costa marítima soberana entre la línea de la Concordia y el límite del radio urbano de Arica. El territorio se prolongaría al interior hasta la frontera boliviana, incluyendo el ferrocarril Arica La Paz. Además, se solicitaba la adopción de un régimen autónomo para Bolivia en las operaciones de comercio exterior ejecutadas en el puerto de Arica.2. Cesión de un territorio soberano a lo largo de 50 kilómetros de extensión por la costa y 15 kilómetros hacia el interior en una zona cercana a Iquique, Antofagasta o Pisagua.Tres meses después, el canciller chileno Patricio Carbajal respondió al memorándum al precisar que Chile aceptaba entrar en negociaciones hasta alcanzar «alcanzar una solución adecuada, total y definitiva a la mediterraneidad de Bolivia».Las negociaciones iban por buen rumbo y en la opinión pública boliviana creció la expectativa de volver a tener mar, pero Chile y Bolivia habían negociado sobre la base de territorios que fueron peruanos y, según el Tratado de Chile y Perú de 1929, el Perú tenía la última palabra en territorios que le pertenecieron. Y la respuesta peruana no tardaría en llegar.
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