De acuerdo con Mijaíl Jodarénok, prácticamente todos las fuentes anónimas de Israel entrevistadas por él reconocieron que las Fuerzas Aéreas del país hebreo evaluaron mal la situación en Siria. Ellas no esperaban que los sistemas de defensa antiaérea de Siria fueran capaces de dar una respuesta tan eficaz.
El sistema de misiles antiaéreo S-200 (designación OTAN SA-5 Gammon), producido en la época de la URSS, pudo haber abierto fuego contra las aeronaves israelíes apoyado por el sistema de misiles Buk.
El periodista enfatiza que actualmente se desconoce cuál de estos dos sistemas hizo el mayor aporte a la caída del caza israelí F-16. El único hecho que se conoce es que Israel no solo perdió su primera aeronave en 36 años sino que la imagen de su aviación, considerada invencible, también salió perjudicada.